Si os cuento la que liamos mi marido y yo durante el primer viaje que hicimos con mi hijo mayor… es para escribir un libro, nos faltó meter en el maletero a mi madre por si nos hacía falta ¡¡válgame Dios!! en serio que ahora lo pienso y me echo a reír porque vaya tela. Llevábamos hasta un paquete ENTERO de pañales, pero entero del todo, sin abrir ni nada y fuimos de viaje a Teruel, como si allí no hubiese supermercados y farmacias, metimos prácticamente todo la ropa del niño en la maleta, de hecho, tenía un par de meses y una maleta grande era sólo para él (ahora nos vamos 5 personas 1 semana con la misma maleta).
Podéis imaginaros, el carro, la silla, la leche, agua embotellada, ya os digo que se nos fue la pinza y era como si fuéramos a pasar media vida en el desierto sin nada alrededor ¡muy fuerte! Pues cuando llegamos al apartamento alquilado… no se nos ocurrió coger cuna de viaje ¡¡si señor Lourditas, llevas hasta la bañera para él y no tienes donde acostarlo!! ¡¡oleeee por ti!! Así que allí nos ves a los dos, buscando una cuna donde durmiera como dos idiotas, que perdimos medio viaje en eso… Cosas de ser primerizos y no tener ni idea, porque a día de hoy, meto al niño en la cama con nosotros y arreando, pero entonces… ni se me hubiese ocurrido ¿y si lo chafamos? ¡qué ingenua!
El caso es que fuimos a un centro comercial a la búsqueda y captura de una cuna, le dimos mil vueltas y nos decidimos por una de cuna de viaje de Inglesina en azul marino que nos pareció que cumplía con todos nuestros requisitos, que eran muchos y la verdad es que salió buenísima, todavía está por ahí dando su uso.
Hoy en día ya no es lo mismo porque hay mucha más variedad, pero entre las que había para elegir entonces, la nuestra era de las más bonitas, había cada una con estampados imposibles que eran para arrancarse los ojos.
Y precisamente ahora que llega el verano y con él los viajes, las escapadas de fin de semana, las vacaciones largas, e incluso las salidas de una noche con los peques, creo que os puede venir bien que os enseñe algunos modelos de cunas de viaje para que estén tan cómodos como en casa.
La cuna de viaje Lodge Inglesina se puede utilizar como una cama normal. Dispone de un kit para doble altura y un colchón acolchado, bolsillo portaobjetos, ventana con cremallera, mosquitera y bolsa para transportar. Es ligera, de vivos colores y muy fácil de mover gracias a sus dos ruedas en uno de sus extremos. Y también dispone de un pie central para una mayor estabilidad.
Sin duda, la mejor compañera de viaje para los más pequeños de la casa.
Características:
- Peso: 10 kg.
- Dimensiones generales abierta: 126 (ancho) x 72 (profundidad) x 79 (alto) cm
- Dimensiones generales plegada: 26 (ancho) x 26 (profundidad) x 79 (alto) cm
- 169€
- Blue, Grafito, Lima, Orange and Red.
Podéis adquirirla en Amazon aquí: http://amzn.to/2sPlz9D
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